miércoles, 31 de agosto de 2011

La segunda vida de la basura electrónica

Jorge Crowe crea juguetes, instrumentos musicales y objetos de arte con los desechos tecnológicos que recoge por las calles de Buenos Aires.
 

Cables, ruido a soldadores, pantallas de LCD, una vieja PC o un walkman destartalado, juguetes para niños y hasta cajones de heladeras. Todo convive en una insólita armonía en el taller de Jorge Crowe. Es que este excéntrico artista transforma hilos de fibra óptica o un monitor en piezas fundamentales de juguetes, instrumentos musicales y objetos de arte. El 80 por ciento de esos materiales provienen de tachos de basura o de las veredas de Buenos Aires, y llegan a las manos del Crowe para comenzar una segunda vida.
Basura de ciudad. Oriundo de Tunuyán, Mendoza y licenciado en artes plásticas, Jorge Crowe llegó a Buenos Aires hace tres años y, un poco cansado de su trabajo pictórico, se dejó conquistar por lo que brotaba por las calles porteñas, que eran desechos propios de una gran ciudad. 


"Las veredas están llenas de pedazos de computadoras, restos de celulares o lectoras de CD. Entonces me di cuenta que esta ciudad me ofrecía eso y empecé con los juguetes electrónicos. Así renació una pasión de siempre de trabajar con tecnología obsoleta", cuenta Crowe que desde muy pequeño armaba y desarmaba juguetes, les ponía motores a los Rastis o dotaba a sus muñecos de He-Man de brazos extensos y movibles.
Crowe asegura que ha encontrado objetos increíbles: "La gente descarta muchas cosas que tienen pequeños daños, como un cable mal soldado o en falso contacto, entonces las posibilidades de creación son muchas. Darles una nueva utilidad es fantástico. Me gusta reutilizar las tecnologías que solían tener los aparatos que recolecto pero sacadas de su contexto, ridiculizando su uso y dejando toda la maraña de cables a la vista", cuenta Crowe que se declara un defensor acérrimo de las tecnologías de código abierto.
Dentro de las cosas más extrañas que encontró, hay un corbatero eléctrico que luego de intervenirlo con láminas transparentes con dibujos, se transformó en un proyector que refleja múltiples imágenes. "Creo que ahora tiene más sentido que en su uso original", bromea. Dentro de las piezas favoritas del artista están los sensores piezoeléctricos y las pantallas de cristal líquido que sólo tocándolos generan energía como los que usó en su creación PAN PC, en homenaje al artista Xul Solar. Otro de sus elementos favoritos se llama "Estero", un objeto realizado con un cajón de heladera, una pantalla de notebook, motores de cámaras de fotos y sensores piezoeléctricos que genera diversos ruidos que remiten a un ambiente pantanoso.
¡A jugar! Para Crowe ni el juego ni los juguetes son territorio exclusivo de la infancia y su obsesión por lo lúdico lo llevó a inventar juguetes a partir de los desechos. "Los adultos tenemos derecho a jugar, a experimentar, no como niños sino como mayores, pero animándonos a recuperar un espacio de exploración", dice este artesano de la basura. 


Por eso, desde hace más de dos años que dicta el "Laboratorio de Juguetes", un espacio donde enseña todos los secretos de la electrónica, pero aplicada al arte, disciplina en la que se especializó con un posgrado en el Instituto Universitario Nacional del Arte. "Una guitarrita para niños de 3 años, puede transformarse en un poderoso instrumento musical colocándole resistencia, switches y tachuelas que funcionan como electrodos. Los resultados son increíbles, los alumnos se van con instrumentos funcionando, con casi cero costo en materiales", asegura Crowe.
Su pasión y especialización lo colocaron entre los pocos argentinos en abordar esta temática y por eso Crowe está lleno de proyectos. Además de dictar el laboratorio de juguetes durante todo el año, viajó este mes a San Pablo a brindar un taller de electrónica y arte, también participa en la escenografía de la nueva película de Mariano Ginás, "La Flor", actúa en obras de teatro con objetos y da talleres a alumnos del secundario porteño.
La próxima, antes de tirar la calculadora, un mouse o cambiar el celular, será inevitable no pensar en que quizás se están asomando a una nueva vida. A la segunda vida de la basura electrónica.
  • Protagonista: Jorge Crowe (33), artista plástico y audiovisual.
  • Su historia: Recolecta basura electrónica y tecnologías obsoletas de las calles de Buenos Aires, las refacciona y les da un nuevo significado: juguetes, instrumentos musicales y objetos de arte.
  • Tecnología: Utiliza todo tipo de desechos electrónicos. Sus preferidos: pantallas de notebooks, calculadoras, motores de cámaras de fotos, sensores piezoeléctricos. 

martes, 30 de agosto de 2011

La inminente crisis de la basura electrónica en Latinoamérica

A la misma velocidad vertiginosa que aparecen nuevos adelantos tecnológicos, otros quedan obsoletos. Y aunque la vida útil de un computador se estima en diez años, generalmente la rápida caída de los precios y nuevos adelantos en software conspiran para que la basura electrónica sea un problema a considerar en las naciones en desarrollo.  Según datos de la Agencia Europea del Medio Ambiente, el volumen de la basura tecnológica está aumentando tres veces más rápido que los residuos urbanos.



Según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP), Conama, Brasil sería el líder en desechos electrónicos en en América Latina, con más de 368.000 toneladas, seguido de México, con 300.000, Colombia con más de 36.000, Perú con más 24.000 y Chile, con 10.000 toneladas.

Esta crisis medioambiental en ciernes la protagonizarán países emergentes como China, India, Brasil y México, de acuerdo a un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP), Los expertos estiman que para 2020 el volumen de los residuos de computadores crecerá un 500% en India respecto a 2007; y en China y Sudáfrica, el 400%.
Un reporte de Business Monitor International indica que Brasil es el principal mercado de productos electrónicos de América Latina. Este país acapara el 45% de las inversiones en el mercado tecnológico de la región. Le sigue México en segundo lugar. Según estimaciones, para 2013 cada mexicano gastará US$119 en aparatos tecnológicos.
Legislación. El primer paso de un acuerdo mundial sobre la gestión de residuos de aparatos eléctricos fue la Convención de Basilea que entró en vigor en 1992. Actualmente, 175 países son miembros mientras que el mayor productor de basura electrónica en el mundo, Estados Unidos, no lo ha ratificado.
En ese país se estima que 70% de los metales pesados que se pueden encontrar en un vertedero común provienen de desechos electrónicos. El fósforo que contienen los tubos de rayos catódicos de los monitores, el cadmio y el bromo utilizado en los retardantes de la combustión en plásticos y el mercurio de las pantallas planas son sólo algunos de los sustancias peligrosas para la salud que contienen estos artefactos en desuso.
Pocos son los países latinos que han desarrollado legislación sobre la materia. “En norma general, la basura electrónica es actualmente manejada bajo las leyes de residuos peligrosos”, explica Uca Silva, de la Plataforma Regional de residuos Electrónicos en Latinoamérica y el Caribe.
Avances. Tres son los países de la región que han legislado sobre el tratamiento de residuos tecnológicos. En Costa Rica la Ley General de Residuos, aprobada en 2010, obliga a las empresas productoras a recepcionar artefactos en desuso.
En México en tanto, un punto de la Ley General de 2003 califica a la basura electrónica como desechos especiales. Sin embargo, el Instituto Nacional de Ecología, -organismo dependiente del gobierno federal mexicano- ha admitido que la disposición de este material en el país es inadecuada debido a que el mercado de reciclaje no está suficientemente desarrollado.
Colombia por su parte, es la nación con una reglamentación mas reciente. Basado en el principio de la Responsabilidad Extendida del Productor, la responsabilidad del fabricante se prolonga hasta el fin del ciclo de vida del producto
Mercado latino. Hay rasgos del consumidor Latinoamericano tipo. La penetración de equipos electrónicos esta alcanzando en algunas naciones el nivel de países industrializados. La vida útil del equipo es de 4 años. Además, el primer usuario no es el que desecha. “El reacondicionamiento de equipos está ligado a sectores vulnerables más que razones medioambientales”, comenta Silva.
En Perú, por ejemplo, cerca del 85% de los computadores usados importados se vuelven a poner en uso.
En Latinoamérica el mercado de la chatarra tecnológica está dominado por dos actores. Por un lado, existe recolectores informales que extienden la vida útil de los artículos o los desarman para obtener repuestos. Por otro, están las empresas que se dedican a separar los componentes de los artefactos. Se trata de un servicio pagado y buena parte del material se exporta para reutilizar el plástico y rescatar los metales de los circuitos.
De los celulares se pueden aprovechar la plata, el oro, el cobre o el paladio. Se estima que de una tonelada de celulares se pueden obtener 300 gramos de oro. En comparación, ninguna extracción minera por tonelada da esos beneficios.
En el primer eslabón de la cadena de reciclaje se encuentra la empresa chilena Degraf, que recibe entre otra chatarra tecnológica los celulares de una exitosa campaña de recepción de celulares usados. “Este negocio, planteado en un esquema de empresa formal que cumple con toda la legislación, se está iniciando en Chile y tiene buenas perspectivas ya que a la fecha se recicla menos de un 5% de los residuos electrónicos generados”, explica Gabriela Pérez, gerente General de la compañía.
“Al ser un negocio incipiente, no es sustentable aún y estamos en la etapa de concientización de los generadores a quienes les cuesta asumir el costo del servicio”, dice.
Un informe de las Naciones Unidas entregado en 2010 destaca a Brasil, Colombia, México, Marruecos y Sudáfrica como mercados con gran potencial para introducir tecnologías para el procesamiento de desechos electrónicos. Esto, debido a que el sector informal de recolección de este tipo de chatarra es relativamente pequeño.

lunes, 29 de agosto de 2011

La TecnoBasura y el Mundo...

La violación del Convenio de Basilea por parte de las potencias occidentales hace que anualmente se exporten 50 millones de toneladas de residuos tóxicos de acuerdo con cifras de las Naciones Unidas, que tienen como destino países subdesarrollados de Asia y África.
El costo del reciclaje es superior al del embarque de desechos electrónicos, que son manipulados por miles de niños en basureros destinados a separar los metales, con las consecuencias nocivas que esta actividad causa en la salud y en el medioambiente. Las imágenes de niños indigentes revolviendo montañas de basura impresionan a los televidentes occidentales y les indigna. Sin embargo, los consumidores de televisores u ordenadores personales constituyen una parte responsable de que esos menores de edad se contaminen, al separar componentes altamente nocivos para su salud.

La falta de políticas gubernamentales de los países europeos que regulen y controlen el desecho de millones de artefactos electrónicos es el otro factor fundamental del problema. 
El Convenio de Basilea de 1989 prohíbe la exportación de chatarra electrónica a terceros países sin su permiso. Pero usualmente esos desechos se disfrazan como "Artículos de Segunda Mano" o de donaciones de ordenadores y televisores a escuelas de países subdesarrollados, aunque sólo una cuarta parte de la basura electrónica se pueda reutilizar. El barrio de Agbogbloshie situado en Accra, la capital de Ghana, se ha convertido en uno de los mayores cementerios clandestinos de basura electrónica del mundo. Este distrito marginal está constituido por numerosas callejuelas en donde se apilan desechos de televisores, teléfonos móviles, heladeras y computadoras, principalmente provenientes de Europa y Estados Unidos.
Allí, miles de niños separan los elementos sin ninguna protección, para venderlos luego a los recicladores de metales. Estos menores marginados, que jamás utilizaron un ordenador, se exponen a sustancias altamente tóxicas como plomo, mercurio, cadmio, cromo, selenio, y además azufre y litio provenientes de las baterías.
El material sobrante está compuesto principalmente de plástico, que es quemado allí cerca, generando aun más combustión tóxica que se esparce a varios kilómetros de Agbogbloshie, lo que produce también innumerables enfermedades respiratorias.



Guiyu, una ciudad situada en la provincia de Guangdong (sur de China), se ha convertido también en uno de los mayores vertederos de basura electrónica de la Tierra. En esta urbe acaba buena parte de los residuos tecnológicos que se generan cada año en todo el planeta. De los 150.000 habitantes de Guiyu, el 95% se gana la vida abriendo y desmontando ordenadores y otros aparatos electrónicos, exponiéndose, sin ningún tipo de medida de seguridad, a numerosos componentes tóxicos, como plomo, cadmio o mercurio.
Ciertos efectos comprobados científicamente que causan la basura electrónica:
Erupciones en el cutis, problemas estomacales, problemas respiratorios, debilitamiento del sistema inmune, daños en los riñones e hígados, alteración del material genético, cáncer de pulmón, daños al sistema nervioso, daños al cerebro, reacciones alérgicas, retardamientos en los sistemas de reproducción, daños de los huesos, fracturas de los huesos, incremento de la presión sanguínea, abortos, disminución de habilidades de aprendizaje del niño, etc.
El año pasado, Brasil envió de vuelta a Gran Bretaña 920 toneladas de basura tóxica y doméstica que había intentado ingresar al país en contenedores etiquetados como material plástico para reciclaje.
A pesar de que la UE firmó el Convenio de Basilea en 1994, no se han puesto en práctica sus reglas de manera efectiva, ya que sólo un tercio de sus residuos son tratados bajo las normas de protección ambiental.



De los 172 países que han firmado el Convenio, tres de ellos no lo han ratificado: Estados Unidos, Haití y Afganistán. De acuerdo con la agencia de Medio Ambiente del gobierno de Washington, solamente en EE.UU. se desechan 40 millones de ordenadores cada año.
Las compañías deberían diseñar productos menos contaminantes y reducir la cantidad de elementos nocivos, para que su reciclaje sea lo más ecológico posible. Por su parte, los gobiernos podrían crear una tasa que se destine a la construcción de plantas de almacenamiento y reciclaje, para evitar la exportación irresponsable de los desechos.
Es cierto que en varias regiones de Latinoamérica no existe legislación alguna acerca de la basura tóxica, pero los usuarios pueden contactar con Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que se encargan del reciclaje y que están presentes en la mayoría de los países.

Es importante destacar que durante la vida útil de los equipos eléctricos y electrónicos, sus materiales dañinos no representan una amenaza, al estar contenidos dentro de circuitos, placas, cables, etc. El problema al margen de la exportación al tercer mundo es que una importante cantidad de los aparatos son arrojados a rellenos sanitarios, incinerados o desechados en basureros clandestinos, cuando no son dispuestos junto con la basura ordinaria, tirados y amontonados en la vía pública, incluso cerca de nuestra casa.
De esta forma, “estos artefactos reaccionan y liberan tóxicos al suelo y a las fuentes de agua subterránea, que es la que en parte sale del grifo y además con el hidrogeno que hay en el aire expulsando vapores tóxicos.”

Los volúmenes de residuos electrónicos están creciendo. Su industria va en aumento. Es hora, entonces, de que los grandes fabricantes de electrónica asuman la responsabilidad por los impactos ambientales de sus productos, hasta el final de su vida útil.
En definitiva, quizás llego el día en que todos –industriales, sector público y privado, consumidores- nos comprometamos con un tipo de basura, para la cual, no disponemos de días ni horarios de retirado y tengamos siquiera diez minutos para pensar en los niños de los basureros del tercer mundo.




viernes, 26 de agosto de 2011

La Basura Electrónica ¿De qué se trata?

El progreso tecnológico ha contribuido a aumentar la diversidad y complejidad de los desechos que contaminan el medio ambiente. El gran crecimiento en la producción de aparatos eléctricos y electrónicos que, gracias a la innovación tecnológica y la globalización del mercado, acelera su sustitución y por lo tanto su desecho, lo que produce diariamente toneladas de basura electrónica.
Nos referimos a computadoras, teléfonos celulares, televisores y electrodomésticos en general, que han sido consumidos o descartados. 


Los aparatos electrónicos provocan una enorme contaminación atribuida al tipo de sustancias que se utilizan en su fabricación. En la manufactura de las computadoras y electrodomésticos se emplean frecuentemente dos grupos de sustancias que son nocivas para la salud humana y para el ambiente: los compuestos orgánicos policromados, que se usan como aditivos en los plásticos, y metales pesados como plomo, mercurio, cadmio y cromo en la elaboración de los dispositivos electrónicos. 

Además, contienen oro y arsénico, por lo que la contaminación por residuos electrónicos está alcanzando una magnitud alarmante. Tales materiales contaminan el suelo, el agua, el aire y en general los ecosistemas, y representan un problema de salud para la población que todavía no ha sido percibido como tal en algunas regiones, ni considerado en los planes de desarrollo para su adecuado manejo.


El problema es aún más grave en los países receptores de esta basura electrónica. En la India, China y África se “recicla” la mayor parte de la basura electrónica que se genera en Estados Unidos, donde se le procesa para recuperar el plomo, oro y otros metales valiosos. Pero en ese proceso, elementos como el cadmio o el mercurio contaminan el suelo y el agua. En realidad, el “reciclado” de equipos que realmente son inservibles es mínimo y la mayor parte van a los basureros a cielo abierto.
 
 
Normalmente, cuando un equipo es obsoleto se regala o tira, porque la gente desconoce que una computadora caduca por partes. Salta a la vista que sería deseable separar y clasificar los componentes de los equipos de cómputo antiguos, es decir, “separar las partes útiles de las computadoras y periféricos, tarjetas de video, tarjetas de red, motherboard, procesadores, puertos USB, modems, fuente de poder, discos duros, memoria, cables, conectores de drives, chasis, etc.”, para evitar en lo posible los efectos adversos para el medio ambiente relacionados por el destino final en basureros de los componentes antes mencionados.
En nuestro país la cultura de reciclaje es muy pobre, por lo que es importante impulsar propuestas orientadas a promover el reuso de la basura electrónica y tratar de que las empresas que producen los aparatos electrónicos asuman la responsabilidad de hacerse cargo de sus productos cuando sean desechados por el usuario, creando sitios de acopio de estos materiales.
Finalmente, debemos formularnos algunas preguntas: ¿tengo en casa alguna computadora que no se usa?, ¿tengo teléfonos celulares que no utilizo?, ¿tengo aparatos electrónicos o electrodomésticos que ya no me son útiles? Si la respuesta es sí, ¿dónde los voy a tirar o qué voy a hacer con ellos?, ¿a quién se los voy a regalar?

En todo este proceso hay que buscar alternativas para el mejor destino de los aparatos electrónicos.